La debilidad que me hace ser fuerte
Pues sí, me apetece quejarme. Resulta que llevo un mes sintiéndome agotado, estresado, taciturno, ansioso, y un poco hasta las pelotas. Esto último precisamente porque pocas veces en mi vida me he quejado de nada y últimamente, que he sentido la necesidad de hacerlo, porque no podía más, porque realmente necesitaba expresarlo y apoyo y palabras de ánimo, he recibido, en recompensa, más prejuicios y palabras condescendientes que nunca. Por hacer un resumen hiper-breve, un micro-relato de mi vida, he tenido que cuidar de mí mismo y buscar mi propio camino desde que tengo uso de razón: trabajar desde los dieciocho muchas veces en condiciones de explotación para poder salir de un entorno familiar tóxico, violento y nocivo, mientras cada año, cada puto año, he intentado seguir teniendo la ilusión y la motivación para estudiar y hacer todo aquello por lo que siento pasión; me fui de casa a los veinte (demasiado tarde para mi gusto y para mi salu...